22 abril 2015
Oye, chicos, venga, ya vale. La broma al principio no estaba mal, parecía que todo eran risas y buen rollo. Mucho progreso, mira lo que somos capaces de hacer, flipa con eso y con lo otro, y cada día un paso más, un logro mejor, un sentimiento de superación inabarcable. Os encantaba jugar a ser dioses, y a mí me enorgullecía bastante daros las herramientas necesarias para serlo. Era divertido, era bueno, era alucinante. Juntos, vosotros conmigo y yo con vosotros, éramos capaces de visitar a mis vecinos con ese artefacto en forma de supositorio. ¿Quién nos lo iba a decir? Juntos éramos capaces de volar, de informar, de correr, de crear. Era alucinante, no lo voy a negar.
Pero ya, ya vale, me he cansado. Os habéis pasado. Empieza a dolerme mucho la piel y tengo muchísimo calor. Además, se me está cayendo el pelo a marchas forzadas, lo que hace más difícil que pueda respirar. Cada día huelo peor, cada día estoy más desprotegida, cada día estáis peor también vosotros. Por no hablar de la deshidratación… Qué sed, chicos, por favor. Se me está agrietando la piel y todo. Ya estoy un poco mayor para estos trotes, creo que es hora de que me escuchéis y frenéis un poco, porque esto está dejando de ser divertido…
Además, echo mucho de menos mi aspecto anterior. Era más bella, sin tanto accesorio pesado, sin tanto edificio sobresaliente. Tenía más verdor, más montañas, más flores, más agua. Y tenía muchísimos más amigos. A ellos también los echo de menos; me gustaba que viviésemos juntos, darles de comer y de beber. Ahora me siento mal por no poder hacerlo, por no poder recuperarlos. Ni qué decir tiene de vosotros, los humanos. Hay partes de mí donde he perdido toda sensibilidad, tengo tantas heridas y cicatrices que ya ni me crece el pelo, la piel está escamada, deshidratada. Allí solo tengo seres infectos que provocan más y más daño y, no sé, chicos, esto hace tiempo que dejó de tener su gracia… Creo que es hora de frenar un poco, no me gustaría tener que desaparecer un día del todo y que no tengáis más suelo donde vivir, más agua que beber ni más aire que respirar…
22 de abril, Día de la Tierra