23 diciembre 2014
Ella tiene muchísima hambre, igual que yo, pero intenta no hacérmelo ver porque no quiere que vea las lágrimas en sus ojos. Piensa que aún me afectan esas lágrimas, cuando la verdad es que ya estoy tan acostumbrada que me da un poco igual. Creo que la guerra me ha secado el alma y me ha arrebatado las ganas de sentir incluso las cosas buenas como el calor de un abrazo o la sensación de tener la tripa llena y la boca húmeda. Hace un año era aún muy niña para comprender qué significa que cada vez que mi tripa proteste de hambre mi madre suspire y me abrace. Alguna vez ha intentado elaborar una teoría para consolarse, una mentira que dice que su amor me alimenta, pero debería dejarlo porque sabe que me enfado. Que le soltaré cuatro gritos y me iré lanzando insultos que no se merece, envuelta en una tormenta que no termina nunca por apaciguar. Qué duro es hacerse adolescente, debe pensar ella, y yo no puedo estar más de acuerdo, ojalá no tarde mucho en pasar…
La menstruación me vino por primera vez hace tres semanas, y mi madre se tuvo que rasgar uno de los dos vestidos que pudo coger antes de salir corriendo para improvisar una compresa, hasta que pudimos ir a una de las pocas farmacias que quedan en la ciudad y comprar para unos cuantos días. Son muy caras, pero por suerte ella no necesita porque, según dice, los disgustos y el miedo le arrebataron esa posibilidad.
El día de mi primera menstruación, ella no lo sabe, yo lloré mucho porque entendía perfectamente qué le estaba pasando a mi cuerpo y me devoraba un miedo brutal. Si uno de esos soldados me violaba, como sabía que le había pasado a alguna compañera, no me veía capaz de vivir sabiendo que el hijo del demonio crecía en mis entrañas. Por la mañana, una vez más, estaba de muy mal humor y lo volví a pagar con ella. ¿Con quién si no, si no queda nadie más en la familia?
En teoría hacerse adolescente es muy duro siempre. Pero que me perdone el resto del mundo, es un poco más difícil hacerse adolescente en Alepo.
Guerras crueles que masacran a las personas, a sus cuepoos y sobre todo a las almas por interés de unos pocos. Maldigo a estos pocos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Gracias por tu comentario! No podría estar más de acuerdo contigo…
Me gustaMe gusta