En su simpleza

22 diciembre 2014

En su simpleza, en su maravillosa e infinita generosidad, en lo negro de sus ojos y lo blanco de su mirada, en ese punto exacto es donde empieza mi fascinación por Emilia. Sabe cantar, sabe cocinar, sabe hacer reír y ¡sabe hacer llorar! Además de saber bailar, Emilia sabe gritar y sabe que algún día debería aprender a nadar. Cuando Emilia entra, todos nos quedamos callados y la miramos pasar. Su enorme trasero rebota bajo el delantal, y ella sonríe coqueta sabiendo que es la más guapa del lugar y que todos los hombres la miramos pensando qué será de nosotros cuando Emilia no vuelva a pasar.

Solo ese día, cuando su enfermedad haya ganado la batalla y nos arrebate su presencia en el comedor social, tendré que darme por vencido y admitir que sí, que la vida me ha tratado mal.

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